Por el honor del Profeta (sobre el las alabanzas y la Paz) y sobre su Familia y Compañeros, y a los espíritus de los Profetas, y a los Emisarios que sirvieron sus Leyes y a los Cuatro Imans y a Los Sheikh de la distinguida Orden Naqshbandi, principalmente al Imán de la Vía, el Socorredor de la Creación, el Maestro Imamu t-Tariqah wa Ghawthu l-khalikah Khwajah Muhammad Bahâuddin Sha Naqshband l-Uwaysi l-Bujari, al Sultanu l-Awliya Mawlana Abdullah Al-Faizi Ad-Daghistani y a Nuestro actual Maestro Kadhimu s-Sadati n-Naqshbandiyah Sultanu l-Awliya Mawlana Sheikh Muhammad Nazim Adil al-Haqqani al-Qubrusi an Naqshbandi y a los Rectos.

viernes, 8 de enero de 2010

El Sufismo

"En el Santo Corán, Dios Todopoderoso declara: "Un hombre no puede tener dos corazones en su pecho", por lo tanto, el objetivo de todo esfuerzo sufi es librar al corazón de preocupaciones externas, y tornarse totalmente hacia Dios. Ésta es la purificación del corazón, y cuando esto se logra, la luz de la belleza eterna de Dios brillará en el espejo de tu corazón".
Mawlana Shaykh Nazim

El anhelo profundo
La palabra sufismo ha recibido muchos intentos de definición, y se ha escrito mucho al respecto. Se habla de la mística islámica, del Camino espiritual hacia Dios, del conocimiento de las realidades internas, de la gnosis de Dios (ma'arifatullah). Dejemos que un Gran Maestro sufi nos hable al respecto en base a su propia experiencia.
En un discurso en Londres, Shaykh Nazim le dijo a un grupo de personas que habían ido a verle desde distintas partes del mundo:



"La patria del alma es el reino espiritual, al igual que nuestra patria física es donde hemos nacido y crecido. La gente ha tratado de describir el objetivo del Camino Sufi de muchas maneras, pero la mejor descripción es decir que es el camino por el cual el alma puede retornar a su patria.
Nuestras almas añoran esa patria celestial, al igual que nosotros podemos soñar con volver a las escenarios de los recuerdos de nuestra infancia. Ese cariño hacia nuestros hogares de la infancia es un reflejo del anhelo del alma por su hogar original; por lo tanto, su existencia es un signo de fe, y el Santo Profeta, la paz sea con él, dijo en una tradición: "El amor por la propia tierra viene de la fe".
Por lo tanto, pueden venir a pasar el Ramadán [el mes de ayuno islámico] aquí a Londres, y al final de la estancia, pueden sentir añoranza por sus patrias. Lo mismo es válido para los peregrinos que van (desde todas partes del mundo) a la Meca y Medina: Allah planta en los corazones de la gente un amor que les permite soportar todas las privaciones del viaje y de la peregrinación, para que la gente pueda realizar su deber con su Señor: luego cambia esa añoranza hacia los Lugares Sagrados, por un anhelo de retornar rápidamente al hogar.
Es normal que una persona anhele su patria. Tenemos un dicho: "Puedes poner al ruiseñor en una jaula de oro, pero no será feliz, y se lamentará: 'O si estuviera de vuelta en mi nido hecho de paja' ". Uno puede ver esto en la comunidad de los inmigrantes aquí, que han venido buscando "calles repletas de oro". Pueden escuchar como se lamentan: "¡O nuestro pueblo, nuestras montañas, ríos, mares y viejos amigos!".
Ese anhelo es sólo el anhelo de la persona y del cuerpo físico, por un lugar que está asociado a buenos recuerdos; pero el anhelo del alma va mucho más allá. Y al igual que una persona que retorna al hogar de su juventud y no encuentra allí a la gente que amó puede entristecerse, así, para el alma, el Cielo esta vacío sin el Rostro del Señor.
¿Y ustedes?: no vendrían a este humilde lugar, a menos que la persona que aman este aquí. ¿Vendrían desde Canadá hasta aquí empleando una quinta parte de su tiempo para hacer un tour turístico? Londres estaría vacía para estas persona si esa persona no está aquí. Pero ahora Londres esta llena para ustedes, e incluso si esa persona estuviera sentada en una cueva, Londres estaría llena porque han encontrado a esa persona.
La añoranza del alma es por su Señor: ¿Qué es el Reino Divino sin Él?"
Por desgracia, en esta época esta búsqueda, esta guía y este conocimiento se han vuelto muy escasos e incomprendidos. Nuestro mundo ha perdido la brújula y se encamina a toda velocidad hacia un precipicio del que no sabe cómo salir; las vidas de millones de personas se hunden en la tristeza, la desesperanza, el conflicto, la angustia. ¡Y aún así hay gente que cree bastarse a sí misma!



Incluso entre los creyentes de toda clase, e incluso entre los musulmanes, las capas de nuestra soberbia, de nuestros propios egos, son tan gruesas que no sabemos reconocer cuánto necesitamos de una guía para salir de nuestros precipicios muy concretos y personales. Pero Allah, el Misericordioso, ha depositado en Su Revelación Sublime toda llave para curar toda angustia. El Camino siempre ha estado ahí.
Como dice el Sultán de los Amigos de Dios de esta época, Shaykh Nazim:
"Ésa es nuestra meta: hacer que la gente entre en contacto con sus almas y las vidas espirituales que pertenecen a las estaciones celestiales, que son fuentes de placer y paz, descanso y satisfacción.
Una persona que no llegue a su posición celestial sólo busca algo que le llegue desde afuera, y todo lo que le llegue desde afuera no es perfecto porque puede ser cortado en cualquier momento. Pero si uno llega a su estación celestial, su satisfacción, felicidad y gozo serán permanentes. Lo que viene de afuera es sólo placer temporal; se acaba pronto."
Por extraño que parezca, un grupo de personas ha llegado a negar, olvidar o simplemente nunca ha llegado a conocer el océano de luces que Dios quiere darnos a nuestro corazón. Algunos incluso han dicho: el sufismo es un engaño, una invención detestable, un extravío. Pero el engaño proviene de nuestro ego. El sufismo, el tasawwuf (su nombre tradicional) ha estado siempre allí.

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